.

Orígenes e ideas

~ ~
A veces, cerca del final, se recuerda el principio. Imaginé La Máquina Espiritual hace más de dos años, durante el curso sobre Historia del Videoarte que impartió Ximena Cuevas en La Casa Encendida.

Un curso en el que vimos decenas de fragmentos de videoarte de todas las décadas y grabamos algunos experimentos el tiempo que no estábamos en el taller. Todas esas imágenes se mezclaban en la cabeza y daban lugar a nuevas imágenes y a muchas ideas, algunas muy malas, y otras que valían la pena.

Las ideas que valen la pena son, en realidad, las que valen la pena para uno, y se reconocen porque resisten el paso del tiempo, por lo menos hasta cierto punto. Vuelven una y otra vez y llaman a tu puerta. Aunque no las hayas ni siquiera apuntado. Son agotadoras. Te toman prestada toda tu ilusión y la trituran en confeti que te devuelven, para que generes más ilusión. Nunca se cansan de llamar a la puerta y claro, hay un momento, que tienes que abrirles. De lo contrario, derribarían la entrada ellas solas. Están asilvestradas, y son muy muy fuertes.